La intervención tecnológica de los artistas en un espacio virtual o El artista como escéptico en un mundo simulado.
Antoni Muntadas
Los procesos tecnológicos nos conducen al descubrimiento del espacio virtual, un espacio que ha sido creado por esos mismos avances tecnológicos. A partir de este descubrimiento y de su desarrollo, van apareciendo nuevas herramientas y equipos, nuevos procesos y sistemas mediante los cuales los artistas (y diseñadores) –cuyo espacio se redefine constantemente– son capaces de crear y operar en el recién descubierto espacio.
Aunque sea difícil para nosotros –en una época de grandes compañías multinacionales y al principio de una nueva década-, no deberíamos confundir la creación de un espacio virtual (tanto las pruebas a su favor como la confirmación de su existencia) con lo que los artistas hacen con ese espacio. Por una parte, tanto artistas como intelectuales deben observar y actuar de manera reflexiva: deben cuestionar, catalizar y activar toda posibilidad para abrir nuevos horizontes. Por otra parte, los artistas deberán seguir siendo escépticos. De lo contrario su función, desde un punto de vista tecnológico, podría quedar reducida a la de un mero decorador o a la de un especialista en maquillaje o compositor de story boards para proyectos militares, políticos o comerciales.
Los artistas deberían mantener la misma posición crítica que está en la base de los trabajos más lúcidos de la historia del arte: aquellos trabajos arraigados una época y un lugar específicos, es decir, en un contexto.
¿Son válidos estos conceptos en un momento de simulación? ¿El tiempo y el espacio virtual también definen un contexto virtual? Desde este ángulo, el propio concepto de contexto empieza a plantear nuevas perspectivas.
Los artistas deberían continuar desempeñando una función crítica. En lo “virtual y simulado” de un espacio “virtual y simulado”, los artistas y diseñadores:
1. Deben entender dicho espacio;
2. Deben entender tanto sus herramientas como su capacidad de actuar en tal espacio;
3. Deben actuar como escépticos;
Mucho ha cambiado el “paisaje”, pero la función y la conciencia del artista deberían seguir siendo las mismas.
New York, enero de 1989
Debería reformularse la relación entre ciencia y diseño, para lograr una conciencia de la interrelación de sus usos y/o funciones en la sociedad. Las tecnologías son en sí mismas herramientas y sistemas en el proceso de desarrollo y deberían existir de manera creativa y útil no sólo como negocios lucrativos.
Los artistas (y diseñadores) no deberían ser sólo fabricantes de objetos para decoración, sino deberían participar en la crítica y en el debate productivo de ideas y de proyectos, de los grupos de discusión y de planificación colectiva.
New York, enero de 1996
Texto publicado en el cátalogo “Conference on a new space for culture and Society” Prague Castle, Czech Republic, Nov. 1996
Antoni Muntadas
Los procesos tecnológicos nos conducen al descubrimiento del espacio virtual, un espacio que ha sido creado por esos mismos avances tecnológicos. A partir de este descubrimiento y de su desarrollo, van apareciendo nuevas herramientas y equipos, nuevos procesos y sistemas mediante los cuales los artistas (y diseñadores) –cuyo espacio se redefine constantemente– son capaces de crear y operar en el recién descubierto espacio.
Aunque sea difícil para nosotros –en una época de grandes compañías multinacionales y al principio de una nueva década-, no deberíamos confundir la creación de un espacio virtual (tanto las pruebas a su favor como la confirmación de su existencia) con lo que los artistas hacen con ese espacio. Por una parte, tanto artistas como intelectuales deben observar y actuar de manera reflexiva: deben cuestionar, catalizar y activar toda posibilidad para abrir nuevos horizontes. Por otra parte, los artistas deberán seguir siendo escépticos. De lo contrario su función, desde un punto de vista tecnológico, podría quedar reducida a la de un mero decorador o a la de un especialista en maquillaje o compositor de story boards para proyectos militares, políticos o comerciales.
Los artistas deberían mantener la misma posición crítica que está en la base de los trabajos más lúcidos de la historia del arte: aquellos trabajos arraigados una época y un lugar específicos, es decir, en un contexto.
¿Son válidos estos conceptos en un momento de simulación? ¿El tiempo y el espacio virtual también definen un contexto virtual? Desde este ángulo, el propio concepto de contexto empieza a plantear nuevas perspectivas.
Los artistas deberían continuar desempeñando una función crítica. En lo “virtual y simulado” de un espacio “virtual y simulado”, los artistas y diseñadores:
1. Deben entender dicho espacio;
2. Deben entender tanto sus herramientas como su capacidad de actuar en tal espacio;
3. Deben actuar como escépticos;
Mucho ha cambiado el “paisaje”, pero la función y la conciencia del artista deberían seguir siendo las mismas.
New York, enero de 1989
Debería reformularse la relación entre ciencia y diseño, para lograr una conciencia de la interrelación de sus usos y/o funciones en la sociedad. Las tecnologías son en sí mismas herramientas y sistemas en el proceso de desarrollo y deberían existir de manera creativa y útil no sólo como negocios lucrativos.
Los artistas (y diseñadores) no deberían ser sólo fabricantes de objetos para decoración, sino deberían participar en la crítica y en el debate productivo de ideas y de proyectos, de los grupos de discusión y de planificación colectiva.
New York, enero de 1996
Texto publicado en el cátalogo “Conference on a new space for culture and Society” Prague Castle, Czech Republic, Nov. 1996
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